Illustration:
Rafael Mendoza de Gyves
Cierta vez escribí,
En cada juguete hay una gota de veneno
Lee este poema y comprenderás por qué
¡Soldaditos, pistolitas, cañoncitos,
tanquecitos, avioncitos, bombitas,
juguetes fabricados
por capitalistas asquerosos
para acostumbrar a los niños
al suculento negocio de las guerras!
¡Nunca te los compraré!
Pero, papá, si no juego
careceré de amigos.
A ellos les regalan eso.
¡Futuros cadáveres patrióticos!
Papá, me dijiste «No hay Dios.
Te vas a morir y podrir.
Después no hay nada»
Antes de que me pase eso
hazme tú un juguete.
Papel, varillas, engrudo,
un cuadrado, una cola, hilo.
Aqui tienes, pequeño, tu volantín.
Mientras más alto lo encumbres
más se extenderá esa alfombra encarrujada
que llena tu cerebro.
Desenrrollándose de mi carrete,
el hilo se estira orgulloso.
El cuadrado de seis colores
se va acercando a las nubes.
¡Más alto, más alto, más alto,
alfombra sal de mi cerebro,
extiéndete, vuela,
llévame lejos de la muerte!
Mis amigos encumbran un sol negro,
enredan su hilo con el mío,
larga serpiente que sube y baja
hasta cortarlo. Mi volantin escapa
hacia las cumbres de la cordillera.
Buuu, papá, ellos ganaron
¡Bandidos,, embadurnan su hilo con cola
y luego lo frotan en vidrio molido!
¡Los capitalistas los han convertido
en asesinos! ¡Nunca juegues
con esos hijos de perra
enciérrate en la biblioteca y lee!
Esa noche soñé
que me iba de este mundo,
sentado en una nube con alas
Alejandro Jodorowsky