Lyall’s Way
Imagen: Lina Marin
Desde la integridad de nuestro núcleo,
Reposados, acosados por el océano,
Las estrellas, la tierra,
Y en medio de una inquietante calma,
Acompañados de un sólido silencio,
Y mis propias sombras,
Bajo el foco de la luz más brillante,
Rechazo enfrentar a mi verdadera bestia.
Oleadas de sombras me rozan,
Palpitaciones atraviesan mis huesos.
El viento agita el aire y mueve las nubes,
Ráfagas de fuego
Desde el ombligo hasta el cielo,
Sintiendo que también formamos parte del universo.
Fijamente me observo,
¡Oh, cínico y terco ser!
Que, sin ser nombrado, asoma
Desde la más oculta oscuridad,
Desde el enigma de los ancestros,
Genealogía perdida,
Raíces necesarias en el presente.
Superando mis tinieblas,
Transformada, ataviada de rojo,
Como Enheduanna,
La Poeta,
La Diosa Nana,
Portadora de su sabia sombra,
Con poderes de mujer que concibe vida
Sin gritar: “¡Me duele!”
Mujer, princesa, esposa,
Enmascarada con el sello masculino,
Hombres de mente estrecha,
Incoherentes y sesgados,
Hombres que se creen iluminados
Por cabalgar en el regazo de su diosa esposa,
Absorbidos por la esencia de la mujer pura,
Como vampiros misóginos,
Embriagados de envidia y celos
Por la belleza oculta
Entre los velos de su musa.
Las sombras sin nombre ni dueño
Son puntos ciegos
Que se ocultan en nuestro ser interno,
Causando confusión y caos.
¡Qué infierno!
Continuando con la búsqueda
De esa misión interna,
Nos sincronizamos con la vida misma,
Meridianos orbitando
Con nuestra fuerza natural,
Que es la misma fuerza espiritual,
Alimentando nuestra energía física.
Balancéandose entre
La integración de esencias y fuerzas,
Con la consciencia
De que es necesario hacer cambios,
Primero internos,
Admitiendo la necesidad de una transformación.
Son estados sublimes del ser,
Instantes cósmicos que van y vienen,
Y que, al ser atendidos,
Reconfortan la confianza del ser con bienestar.
Tratar nuestro sublime ser
Con dulzura, respeto y paciencia,
Es vital para avanzar.
Al adentrarnos en nuestras sombras,
Nos arriesgamos a soltar todo,
Todo lo que es obsoleto,
Caduco, negativo y dañino
Tanto para mí como para el planeta.
A las sombras les pondremos nombres,
A algunas las llamaremos compasión,
A otras, alegría,
Otras serán amigas y consejeras,
A otras las perdonaremos.
Algunas, con un sentido de despertar en el corazón,
Las relegaremos al olvido.
Y así, entre la belleza, las olas y las sombras,
Nos vamos transformando y armonizando,
Hasta alcanzar el crepúsculo de la belleza.
¡Ah benditas sombras!
Tiempo sin tiempo
Sucumben ante el más sutil
E impalpable destello de luz.
Ráfagas de gozo
Recorren tu ser,
Luego, la calma.
Que el amor, la belleza,
El respeto y las sombras
Nos guíen hoy y siempre.